Mi abuelito tiene las manos gigantes, que no han perdido la precisión para la pintura, con ese temblor de sombras y luces de cuadro impresionista. Con esas manos hábiles y curiosas, me enseñó un día a hacer muñecos de papel maché. Generoso como es, compartió conmigo los secretos sencillos y profundos de una técnica humilde y económica, cercana a la cocina. Los muñecos de papel mache que hice con mi abuelito, literalmente, los cocía.
Ustedes, queridxs lectores, pueden hacer su propio muñecx de papel maché. Tomen un rollo de papel higiénico y hagan con él finas tiras. Es muy placentero rasgar el papel y ver cómo del rollo compacto, concéntrico, surgen volutas esponjadas, próximas a una estampa de algodón. Tengan lista una lavacara, olla o pote con agua de la llave. Y vayan colocando las tiras sobre ella. Las tiras, al contacto con el agua, se transparentan. Hagan muchas tiras y verán cómo comienza a espesar el agua. Cuando tengan una cantidad que les guste, metan la mano en la mezcla. Comiencen a romper el papel mojado y a machacarlo con los dedos. Verán cómo se convierten inmediatamente en pequeñas bolitas las tiras. Continúen el procedimiento hasta que ya no se dividan más las bolitas.
Entretanto, tengan en el fuego dos partes de agua previamente mezclada con una parte de harina, cernida para el efecto. La harina diluida con el agua parece leche condensada y es muy fluida. Calienten esta mezcla moviéndola constantemente, con fe. Van a ver cómo se comienza a formar una especie de crema o gel, similar al relleno de los relámpagos que venden en La Colmena. Cuando espese lo suficiente y gane transparencia, el proceso ha llegado a su fin. Tienen pues, engrudo. Este engrudo es suave e hirviente, hay que esperar que enfríe un poco para que no se quemen.
Tomen un carrizo, o algún palito con el diámetro del cuello que quieren procurarle a su creación. Hagan con papel periódico una bolita y con cinta masking péguenla al carrizo. A veces esto no es posible, entonces, tomen el periódico, de modo que quede una cinta larga, doblada varias veces. Dóblenla alrededor de sí misma y rodeen el carrizo. Tomen entonces una piola o un trozo de lana y amárrenla al periódico que rodea al carrizo. Es muy importante que quede una parte del periódico más abajo, como un cuello y que el hilo sea lo suficientemente largo para quedar colgado, paralelo al carrizo.
Ciernan la pasta que hicieron con el papel higiénico y el agua. Hasta que quede sin agua casi. Y mézclenla con el engrudo. Si hicieron un buen trabajo, el resultado es de una finura agradable. Tienen ya una pasta que pueden modelar sobre la bolita de periódico que envuelve al carrizo. Comiencen a crear la carita, denle un par de ojos, una nariz, una boca. Un cuello. Comiencen a hacerle una historia. Dado que la mezcla, antes de secarse, es absolutamente vulnerable, hay que tomar el carrizo, que tiene que ser lo suficientemente largo para meterlo en una botella cualquiera, así no arriesgan su creación. A veces la mezcla da para varias cabecitas. Pónganlas en el sol, en algún lugar alejado de personas que pudieran atentar contra su trabajo.
En cuestión de un día, las cabezas comienzan a secar. A veces se puede meter en el horno o en el microondas las cabecitas, pero corren el riesgo de que se quemen o que su casa comience a oler a pastel. Por tanto, la intemperie hace un trabajo mejor.
Tomen con la cabecita seca ya, una parte de yeso y otra de óxido de zinc, con un poco de agua y con cola blanca o "plasticola", como la llama mi abuelito. Con esto se forma una pasta que se aplica con un pincel para cubrir la superficie grumosa de su trabajo. Cubran toda la cabeza y esperen a que seque, otro día. A la mañana siguiente, tomen una lija gruesa para comenzar y luego con una más fina, terminen de lijar la cabecita. No hay que exagerar con esto porque es sólo una capa que garantiza un terminado liso, pero no es indestructible si la hacen muy gruesa. Se puede desprender.
Luego de lijada, viene lo más hermoso: pintar las caritas. Es ahí donde eligen un color, unos gestos. Yo les pongo chapitas al final. Pinten con acrílico y si es de buena calidad, el terminado será brillante. Si no, pueden barnizar las caritas. A continuación, con lana, pueden preparar peinados para las caritas. Procuren que los peinados otorguen un sello de distinción y elegancia a sus monigotes.
Los cuerpos se hacen con medias viejas y retazos de tela, cosidos a mano, y el relleno puede ser de algodón, plumón o guaipe Yo les ponía por dentro un corazón y escribía historias en papeles para meterles en el cuerpito. Qué también habré sabido poner en esas hojas.
El resultado depende de su esfuerzo personal, su gusto y el amor que le pongan. Durante varios años, hice muchos muñecos de estos. No conservo ninguno. Los recuerdo con infinito cariño. Una parte de mí está en cada una de esas criaturas. Hagan la prueba, es como dar vida a otros seres. Y sacan de apuros si no hay plata para comprar muñecas.
Seres en la casa de Andrea y Marius, en Noruega. |
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