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martes, 30 de diciembre de 2014

Algunos dibujos encontrados en la labor de arreglar los documentos de trabajo de los últimos años.



Entonces llueve.

Siempre se mira al cielo.

Ciclista esnob que deja su auto para figurar como activista por la "movilidad alternativa".

Teatro.

Dinero.

Escalada con zapatos nuevos.

Interesante diálogo.

Brillante idea.

La autora de estas bellezas.

Libertad.

Pensamientos.

Varios.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Dibujos encontrados en una carpeta de recuerdos del Diego que había -casi- olvidado que existían.

Tal como encontrar un billete en un bolsillo de manera inesperada, cuando revisaba una carpeta viejita del Diego, encontré algunos dibujos hechos por mí hace mucho tiempo. Cada uno tiene su historia. Qué tienen en común: nada más que haber estado encerrados en la misma carpeta. Ahí van:





Este dibujo pertenece a un tríptico que pinté en 2008. Era parte de una serie de trabajos monocromáticos que me dediqué a hacer por bastante tiempo. Un día me vi en la necesidad de desmantelar el tríptico, y encontré este dibujo suelto. La verdad es que no tengo idea de qué o quién es y de qué era en ese momento lo que debía comunicar. 






Este tiene un origen más conmovedor. Fue realizado un 16 de julio de 2010, en el marco de un curso vacacional de serigrafía en el que me inscribí. Por las gotas de tinta en lugares que no debían ocupar, se evidencian los errores técnicos de la impresión. A mí me gustó mucho, con todo, y estaba casi segura de que no guardaba ningún ejemplar conmigo. Pero era evidente que debí haberle regalado uno al Diego. Y he aquí, la impresión "3 de 5", titulada "Guiño". Tan mal hechita pero tan bella al mismo tiempo, que me recuerda a esas cosas que gustan y no.  






Este último dibujo sí lo había olvidado completamente. De hecho, me sorprendí mucho cuando le vi. No tiene fecha la firma de adelante, pero detrás tiene esta frase "Para mi Diego de mi vida mi primera tinta, con todo el amor del mundo, al conmemorar nuestro aniversario. 18 de junio de 2008."

Y así las cosas. No se sabe qué ocultarán las ventanas, carpetas, puertas y cajones de nuestras vidas, hasta que un día, por cualquier motivo, nos vemos en la necesidad de abrirlas. 

domingo, 5 de octubre de 2014

Algunas cosas que se encuentran en la labor de arreglar el cuarto


"Payasos y dulces, fiesta de cumpleaños que jamás tuve. Y sin embargo, no me pesa, he sido feliz a mi manera, sin velas que se apagan en los ojos ansiosos de los invitados, de las invitadas, otras niñas y niños. 


No hubo piñatas ni sorpresas, solo el calor de los abrazos y una torta pequeña con un fósforo disfrazado de velita mágica. 

Niñez de tienda, entre disfraces, jabas de cola, dulces y cigarrillos, una caja registradora vieja que limpiamos para tener la ilusión de que funcionara, billetes de cinco mil y diez mil sucres, frascos de mayonesa, papas, sánduches de pernil, abrazo de mi abuelita, manos de mi abuelito, espuma de gelatina, telenovelas, el retrato del Luisito -ojos que nos siguen mirando cuando ya se han ido- caramelos, melcochas, plata, caretas y brillos, sofá convertido en cama, ruido de buses, humo negro, huellas digitales enmohecidas por el trabajo infantil, canciones, música, mi vida a los diez años." 

Viernes 11 de julio de 2009

lunes, 29 de septiembre de 2014

He vuelto:

Hace varios meses no había pintado con la frecuencia con la que pintaba antes, pues desde que me casé y cambié de trabajo y de casa, las cosas tomaron otro rumbo. Sin embargo, ahora estoy reorganizando mi vida y aclarando mis prioridades: pintar siempre ha sido de las cosas más importantes y más satisfactorias que puedo hacer. 



 Además de la importancia de adecuar un "cuarto propio" literal y metafóricamente para ese regreso de la ilusión de vivir y de los colores que estaban esperando, creo que las mujeres siempre debemos -en la medida de lo posible, de lo que el sistema y nuestras condiciones, historias, necesidades y prioridades permitan- procurarnos estos espacios para hacer lo que nos gusta, para tener una motivación personal y única, para buscar entre la basura y en los cajones de nuestros recuerdos esos materiales y colores que dan forma a cosas nuevas.


Bienvenidas mis basuritas, mis retazos de tela y de medias rotas, mis pinturas, mis revistas, mis libros, mis máscaras de cartón, mi caballete, mi paleta, mis recuerdos y mis ilusiones. 


miércoles, 7 de mayo de 2014

Esperando a Diego

Este fue un homenaje al Diego, cuando se fue un fin de semana. A su manera, es una reinterpretación de "Las dos Fridas". Usé papel reciclado, marcadores, cartones viejos, acrílicos y témpera. 

lunes, 24 de marzo de 2014

John Filemón, de cartón piedra.



John Filemón es una de esas presencias permanentes. De cartón piedra. Con la mirada fija en el infinito y una sonrisa siempre cordial, reposa en una esquina de esa casa, de esta casa, de esa sastrería de donde le rescatamos una tarde de caminar por el centro.

 Le rescatábamos de una soledad que posiblemente él no asumía, pues su sonrisa era la misma. 

Siempre me ha parecido un crimen despojar a un maniquí de su hábitat natural. Hay tantas sastrerías de viejitos donde posan con elegancia, con solemnidad, con el recuerdo de viejas glorias y de días mejores, varias figurillas. Pero el caso de John era distinto. Le encontramos en una sastrería con un segundo piso, donde le habían relegado luego de reemplazarlo por un maniquí más moderno, de esos enteramente plateados con peinado ya de los noventa. 

Decidimos hacernos cargo de él y sus dueños sonrieron cuando les preguntamos si vendían el muñequito. ¿De verdad les gusta?, preguntaron. 

John tiene la carita trizada, seguramente como consecuencia de algún brusco golpe. Una precaria restauración oculta a primera vista esa marca de dolor de su vida. Su mirada siempre alerta, de ojos que nunca parpadean “para mirarnos sin tregua ni respiro” saluda a quienes le contemplamos. John no tiene brazos, a lo mejor no los necesita. Y tampoco tiene pies, ni los quiere, pero de seguro puede volar. 

¿Qué hará John cuando no le vemos? Posiblemente cuida la casa y permanece atento a los ruidos. Talvez dialoga con los otros objetos que habitan la casita, esos que parecen tener alma. A lo mejor hasta se enamora. 

John Filemón de medio cuerpo, antiguo  él (difícil precisar de cuándo) pero viejo y sabio. Con un fino bigotillo y una mirada del color del café no muy cargado y unas mejillas sonrosadas que demuestran juventud. Paradoja en pie. Joven y viejo o eternamente joven, o jovenmente viejo. Y su fina estampa delata su pasado tiempo de vigor, cuando le vestían con los mejores modelos y cuando podrían envidiar de él la postura los caballeros de la época. 

Qué triste la vida de un maniquí, si la pensamos desde cómo quisiéramos que sean nuestras vidas. Pero esa perenne serenidad que les caracteriza demuestra que la felicidad fue un momento hermoso que pudieron retener para siempre. 

John nos acompaña en la aventura de ahora. Nos acompañó antes. Y lo llevaremos donde el corazón nos lleve.

lunes, 13 de enero de 2014

ÚLTIMAS NOTICIAS

Las mujeres que leen no son peligrosas. Es peligroso el presidente que teme a las mujeres que leen. 




Alguna vez tomé unos papeles que habrían ido a parar en la basura. Sus colores se me hicieron bonitos. Y en esos días de enfermedad y de ver la tele, nada como tomar un cartón y hacer un dibujo. De los papeles de la basura y del reposo obligatorio por enfermedad, salen unas cosas lindas. Estos colores me llenan de ilusión cada vez que los veo. 




También me gusta hacer retratos individuales. Cada ser en su espacio, con sus pensamientos y actitudes. A ratos aparece un mosco, de esos nadie se salva.