Habitar un corazón sin querer habitar un corazón. Moverse despacio para que no sienta tu presencia. Querer salirse de un corazón sin hacer ruido, suavemente, traspasar las paredes sin que se note. Habitar un corazón sin habérselo propuesto, sin pedir habitarlo. Cómo dejar de habitar un corazón sin pedir permiso, sin dar explicaciones. Sin alargar la estancia sólo para que no duela. Si alargas la estancia, duele. Comienzas a caminar en ese corazón, a darte vueltas, a hacer tímido ruido. El problema de habitar un corazón sin querer, es que aunque quieras salir y salgas, no sales. Sólo dejas una cicatriz que no cierra.
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