Las cosas pasan en las junturas. Las verdades se esconden en los intersticios. Allí donde crecen las plantas, en la hostil urbanidad cementada. Siempre hay una trizadura que pone a temblar las planicies. Los cismas son escenarios de algo que crece en medio. Tal vez vivir dentro de una grieta es lo que da fuerza a los dientes de león. Habitar una fisura. Debemos empujar el techo de cristal hasta abrir una pequeña rendija, por donde asomarnos, hasta explotar y encontrar el cielo, que no es el límite. Y entre una nube y otra, en los espacios que las nubes entre sí respetan, construir canales que nos lleven al espacio. El cielo no es el límite. El espacio tampoco. Porque siempre podremos abrir una zanja por donde ascender de nuevo. En capas de experiencias nuevas. Todas, capas que podemos dividir. En las junturas nos vamos a juntar. A hacer fuerza hasta que exploten. Ahondar la contradicción: cambiar de apariencia y ser, sin embargo, la misma cosa. Sin aberturas no hay dialéctica. Sin crisis no hay rupturas. Prefiero la incertidumbre de habitar la escisión a la comodidad de una orilla. La hilera divisoria no es tibieza. Da sentido a los polos. En el medio estamos las líneas ecuatoriales del globo polarizado. Habitamos las fronteras de la totalización de sentido, en otras formas de ver la realidad. Y no es el medio. No es la objetividad. Es el hueco que abriga la lucha, la síntesis de la tesis y la antítesis, el silogismo de la duda eterna. Depende de cómo se mire y desde dónde, que la línea sea límite/frontera, o que signifique la conjunción de un encuentro.
2 comentarios:
hola! este texto es de tu autoria? quisiera usarlo para un proyecto fotográfico ? esta genial
Hola José, mil disculpas, no recibo notificaciones de los comentarios de mi blog y por azar veo ahora el tuyo. Claro que lo puedes usar y sí, es de mi autoría. Gracias por tu comentario, saludos.
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