Un niño persigue una funda de plástico que se aleja cuando parece que ya va a tenerla en sus manos por el viento que sopla fuerte y parece jugar con el niño que se apura y corre y corre y corre y la funda hace piruetas en el aire y sigue un trayecto misterioso por rumbos que el niño no hubiera tomado y el niño piensa que la funda quiere decirle algo pero sólo es una funda de plástico a rayas una azul otra blanca con orejas para colgar de la mano de alguna abuela que compra en el mercado habas y espinacas y cebollas y necesita una funda para guardar las cosas y el niño no sabe en qué momento se sintió encandilado por una funda que corre ligera con el viento que casi en sus manos parece elevarse hasta una altura que ya no le pertenece y comienza a cansarse de seguir la funda porque la oscuridad amenaza el camino es largo los pies duelen entonces el niño decide tomar un descanso para regresar a su casa la funda desaparece de su vista y regresa y entonces el niño piensa que es una señal y comienza otra vez a correr detrás de la funda y la funda se posa por instantes en su mano chiquita y el niño cree que es una funda muy suave pero igual que todas y no entiende por qué de repente sigue detrás de la funda y la funda sigue volando cuando casi son las seis y debe esconderse el sol y llevarse el viento y comienza a correr de regreso a su casa pero la funda comienza a seguirle y el niño de repente asustado corre corre y corre porque tiene miedo de que la funda se trague su cabeza y no le deje respirar y entonces el niño acelera el paso y la funda sigue detrás de él casi rozándole el pelo y el niño llega a la casa toca la puerta sale su padre le abre los brazos y el niño le abraza y le dice que una funda le persigue y el padre le da un beso y abre la puerta y cauteloso sale a la calle a echar un vistazo y no encuentra ninguna funda y piensa que es linda la imaginación de un niño y cierra la puerta y la funda pegada detrás espera continuar mañana jugando encantada.
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