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viernes, 17 de mayo de 2013

A propósito del 17 de mayo, Día Internacional contra la Homofobia y Transfobia


Al final, la mejor manera de viajar es sentir.
Sentirlo todo de todas las maneras.
Sentirlo todo excesivamente,
(…) Cuanto más yo sienta, cuanto más sienta como varias personas,
cuantas más personalidades tenga,
cuanto más intensamente, estridentemente las tenga,
cuanto más intensamente sienta con todas ellas,
cuanto más unificadamente diverso, dispersamente atento,
esté, sienta, viva, sea,
más poseeré la existencia total del universo (…).

Fernando Pessoa, Poemas de Álvaro de Campos[1]


A propósito del 17 de mayo, Día Internacional contra la Homofobia y Transfobia

El estado ecuatoriano, definido como laico, prohíbe la discriminación por categorías como la identidad de género y la orientación sexual. La Constitución de la República protege y garantiza el derecho de las personas a tomar decisiones libres, voluntarias, informadas y responsables sobre su vida y su orientación sexual. Reconoce el derecho a la integridad personal que incluye la integridad física, psíquica, moral y sexual, además de una vida libre de violencia en el ámbito público y privado. Prohíbe, especialmente en el ejercicio de un cargo público, las expresiones y acciones discriminatorias de todo tipo.  Establece como deberes y responsabilidades de las ecuatorianas y ecuatorianos, respetar y reconocer las diferencias de género y la orientación e identidad sexual. Garantiza la seguridad humana a través de políticas y acciones integradas, para asegurar la convivencia pacífica de las personas, promover una cultura de paz y prevenir las formas de violencia y discriminación contra todos y todas.  

La actitud extendida de homofobia y transfobia en nuestra sociedad, vigente generalmente por desconocimiento y por ideas religiosas, médicas y jurídicas que no se compadecen con la realidad y se fundan en prejuicios, es un grave mal que impide a un colectivo significativo de seres humanos –que no importa, en mi criterio “cuántos son” sino cómo sufren y cómo viven- que ejerza sus derechos en igualdad de condiciones. En el marco de una sociedad heterosexista y patriarcal que expulsa al ámbito de “no sujetos” a quienes no calzan en las definiciones tradicionales y mal concebidas de “naturalidad”, “normalidad”, “sanidad” y cuyos arreglos afectivos y familiares son parcialmente reconocidos y frecuentemente satanizados, la lucha por el reconocimiento y el respeto de sus derechos y la plena inclusión social son necesarias y dignas de apoyo y promoción.

En nuestro país, esta lucha del movimiento LGBTI por la igualdad de derechos y de condiciones materiales de vida, tiene varios hitos. Uno importante es la despenalización de la homosexualidad en 1997. En estos años, el país ha recorrido un importante camino, hasta llegar a la penalización, en cambio, de la homofobia, cuando esta se manifiesta en expresiones y actos que promueven el odio. Los cambios en la concepción de qué bienes jurídicos protege el Estado, son radicales.

Vivimos una interesante época de contrastes: por un lado, está la profusión internacional de normas que van, paulatinamente, reconociendo derechos a las personas LGBTI. Catorce países han legalizado ya, luego de procesos no poco polémicos y de amplios debates públicos y opiniones divididas, el matrimonio igualitario. En nuestro país, en los últimos meses, hitos importantes en la lucha por el reconocimiento de las personas sexo-género diversas, apoyados por el Estado, marcan una nueva historia para los movimientos en favor de los derechos para todas y todos. El público reproche por parte del Consejo Nacional Electoral al candidato Nelson Zavala, quien durante toda la campaña presidencial emitió comentarios homofóbicos, con base en anacrónicos fundamentalismos, fue un precedente válido de la acción estatal contra expresiones y acciones que promueven el odio contra colectivos humanos históricamente discriminados. Otro hito es, sin duda, el pronunciamiento público de la Ministra Carina Vance a favor de la despatologización de la transexualidad. A propósito de esto, la fecha que conmemoramos hoy, en contra de las distintas fobias en razón de orientación sexual e identidad de género, no estará completa hasta que se logre la eliminación de la transexualidad del catálogo de trastornos mentales y su aceptación como una manera natural de vivir la identidad de género y como una de las infinitas posibilidades de expresión humana.

Por otro lado, está la amplia discriminación. Las personas LGBTI, a lo largo de sus vidas, se enfrentan a una serie de riesgos y de complicaciones, por el solo hecho de tener una orientación sexual o una identidad de género distintas a las concebidas como “normales” dentro de la sociedad heterosexista. Estos riesgos son numerosos y muchas veces quedan en el silencio y en la impunidad. Ser rechazad@s por la familia y l@s amig@s, no poder acceder a un trabajo o ser despedid@s del empleo por su condición, ser titulares de apodos, víctimas de burlas y de agresiones físicas y verbales por l@s compañer@s de la escuela, tener dificultades extraordinarias para conseguir un lugar en el que vivir, no ser tomad@s en cuenta, ser apartad@s de sus iglesias, no poder expresar su identidad de género o su orientación sexual públicamente, vivir sus relaciones afectivas en la clandestinidad, entre otras complicaciones, son hechos que todos los días ocurren en nuestro medio y que, a través del silencio, se legitiman y perpetúan. También existen casos extremos de intentos de “curar” la homosexualidad a través de cuestionables tratamientos que atentan los más elementales derechos humanos y crímenes de odio contra la vida de los y las LGBTI. Para muchas personas, el efecto de tener una orientación sexual o identidad de género disidentes de la norma, puede causar el dolor del propio rechazo y la sensación de vergüenza ante la posibilidad de ser identificad@s como gays, lesbianas, bisexuales, trans o intersex. De esta manera, muchas y muchos tienen la necesidad de ocultar su condición por el miedo al rechazo familiar y social. Vivir dobles vidas, esconder lo que un@ es, son ciertamente problemas que desde determinados puntos de vista pueden parecer personales, de la esfera íntima de los individuos, pero responden en verdad a un problema colectivo de falta de apertura y a una sociedad excluyente que privilegia a unas personas y aparta a otras y que es poco comprensiva con las diversas posibilidades humanas de ser, sentir, expresarse y vivir.

En este escenario de contrastes (y precisamente por él) existe también afortunadamente una mayor visibilización de los colectivos humanos que luchan por sus derechos. Esta es una época más abierta, con un marco constitucional protector de derechos humanos que contribuye a la lucha por la igualdad plena. Los prejuicios, estigmas y estereotipos relacionados con la condición de homosexual, lesbiana, bisexual, travesti, transgénero o intersexual están ampliamente extendidos. La naturalización del amor como una institución exclusivamente heterosexual obliga a la lucha desde la especificidad. Precisamente por esto, es una necesidad urgente que desde el Estado y los movimientos sociales, se continúe progresivamente en el trabajo por la protección de los derechos de todas las personas, sin distinción por motivos de género, sexo, canon corporal, orientación sexual e identidad de género.

El cantón Cuenca no es ajeno a esta realidad que defino como de contrastes. Se debaten distintas opiniones, desde todos los frentes. En este escenario, se pensó desde hace varios meses en la necesidad de contar con una norma cantonal, con el fin de tener un insumo más que contribuya a la protección de los derechos de las personas sexo-género diversas. Así, se ha iniciado un proceso de construcción colectiva y de socialización del proyecto de Ordenanza para la inclusión y promoción del respeto y el reconocimiento a las diversidades sexo-genéricas en el cantón Cuenca. Este proyecto de ordenanza pretende, en el orden simbólico y jurídico, declarar a Cuenca como un territorio de derechos y condenar todas las expresiones de fobia contra las personas LGBTI. Pretende también crear un espacio de diálogo y acción entre distintos actores para unir esfuerzos a favor de la promoción y protección de los derechos de las personas sexo-género diversas. Además, permitirá, entre otras posibilidades, institucionalizar un día como del Orgullo de las Diversidades Sexo-Genéricas, con el fin de dar visibilización a los colectivos de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales. Todos estos pasos, que se construyen desde las demandas y las necesidades de varios colectivos de personas LGBTI, y de sugerencias de instituciones públicas y organizaciones sociales y de derechos humanos, tienen el objetivo de incidir positivamente en los cuencanos y cuencanas y de trabajar en la educación, la sensibilización y la concienciación de la sociedad sobre un tema que se ha soslayado históricamente, pero que no puede seguirse ocultando, pues son seres humanos quienes sufren todos los días las consecuencias del prejuicio y también las consecuencias del silencio.

La lucha por el derecho a la igualdad y no discriminación, a la libertad estética, al libre acceso al espacio público como ámbito de deliberación, intercambio cultural, cohesión social y promoción de la igualdad en la diversidad, a la libertad de expresión, al libre desarrollo de la personalidad, a la intimidad personal y familiar, a una educación libre de prejuicios, a servicios de salud eficientes, a una vivienda digna, al acceso a un empleo digno, bien remunerado, a la seguridad social, entre otros, es responsabilidad de todas y todos y debe profundizarse y continuar. Muchos de estos derechos son vulnerados todos los días para las personas LGBTI. Seguramente la lucha no acabará mientras haya personas que deban ocultarse o que sean rechazadas injustamente. La aceptación personal, familiar y social, son pasos fundamentales para la construcción de un sistema más justo, a tono con los derechos humanos. Debemos estimar la validez de las orientaciones e identidades distintas a la heterosexual, como fuentes legítimas de expresiones y de afectos y como motivo de alegría y de celebración de la diversidad humana. Debemos emprender esta profundización del proceso de identificación y hermandad entre iguales en derechos y humanamente divers@s hoy mismo.

Me celebro y me canto a mí mismo.
Y lo que yo asuma tú también habrás de asumir,
Pues cada átomo mío es también tuyo (…).

Walt Whitman

María José Machado Arévalo



[1] Cita tomada del libro ¿Qué es la diversidad sexual? de Guillermo Núñez Noriega. 

lunes, 6 de mayo de 2013