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domingo, 5 de marzo de 2017

Sororidad: el inconmensurable amor entre mujeres, a propósito del Paro Internacional.


El Paro Internacional de Mujeres que propone el movimiento feminista, es una gran cruzada por la sororidad. Que significa amor entre mujeres, empatía, solidaridad. Nos han hecho creer que las mujeres somos nuestras peores enemigas, que somos chismosas, envidiosas y rivales. Puede ser en cierta medida, pues hemos sido criadas para esperar, para competir, para vivir en función del amor romántico y de la necesidad de captar el interés de los varones en lo romántico y lo profesional.

Sin embargo, siempre podemos identificar esas ataduras, romperlas y curar la misoginia que podemos tener internamente, por siglos de opresión, con amor por las otras mujeres, con sororidad. Cómo practicar la sororidad, es un aprendizaje diario, al que sin duda se pueden añadir otras acciones. Yo creo que la sororidad es alegrarnos por los logros de las otras. No compararnos en función de sentirnos más o menos que ninguna. No criticar a las otras mujeres por aspectos como su físico, su intelecto o cómo creemos nosotras que deben vivir su feminidad. Cuando nos vemos, conversar sobre nosotras. Ayudarnos, cuidarnos, querernos bien. Organizarnos, aprender y luchar juntas. Si avanza una, avanzamos todas. 

La historia de esta obra, es la siguiente. Tuve una pequeña tristeza una noche y decidí dibujar caras en unos cartones que guardo de las colecciones de juguetes que vienen con los periódicos. Entonces todas las caras estaban bien tristes, como que reflejaban esa nostalgia que me embargaba. Y así suele suceder, no siempre la creación parte de la tranquilidad. Viene o de una alegría enorme, o de la tristeza infinita. De la confusión. De la emoción, en todo caso. 

Entonces, les iba pintando a las caritas, cada una, desde su específico compartimento, con una mueca de desencanto y abulia. Pasaron dos semanas y retomé el trabajo, luego de días muy felices. Una de las caras es un corazón y me dije, es la culpa del corazón, la tristeza. Les di color a las caras y el hecho de pintarles me pareció que les brindaba vida y chispa. Les coloqué unas junto a otras y me seguía faltando algo. Entonces tomé igual número de cartones y decidí dibujarles cuerpos. Lo de los cuerpos me cuesta mucho, porque en mis clases de dibujo con el abuelito, sólo alcancé al canon de la figura humana en rostros. Nunca avancé hacia el cuerpo. Puede ser una alegoría de mi propia vida. El cuerpo sigue siendo para mí un espacio ajeno, algo expropiado. Pero me encanta vestir los cuerpos, su desnudez aún me perturba. Así que les vestí con alegrísimos atuendos, propios de seres circenses. En ese momento veía que las expresiones de las caras ya no acompañaban más a la explosión de colores puros y vibrantes que sólo una caja de acrílicos nuevos ofrece. 

Les comencé a dibujar sonrisas. Y se veían hermosas. Y me dije, por qué he de pintarles aisladas, por qué cada una en un compartimento. Así nos quiere el patriarcado, como diría Coral Herrera, aisladas, solas, en pugnas ridículas por sentimientos, en niditos de amor individuales, pendientes de los sentimientos, las apariencias y aisladas de la amistad, la participación y la organización política. El siguiente paso, fue irles vinculando. Aparte de descubrirles las sonrisas, de pintarles de colores alegres, de procurarles un cuerpo, las manos y brazos enlazados serían el sello de una unión ancestral. Ese vínculo que tenemos las mujeres, en nuestras diversidades, por la condición de nuestro sexo. Que somos tan diferentes pero que tenemos las mismas posibilidades de vivir discriminaciones y violencias, con peligro adicional para las mujeres que sufren mayores opresiones en función de edad, etnia, orientación sexual, posición económica, política, procedencia, discapacidad. 

La cura más efectiva contra la violencia de género, es el feminismo. Es ese abrir los ojos. Es la unión entre mujeres, el empoderamiento femenino, la creación de redes afectivas, de contención y protección y la sororidad. Palabra nueva para muchas, con profundo contenido político. Las mujeres unidas, somos fuertes. Las mujeres en redes. Sosteniéndonos unas a otras. Llorando unas con otras, riéndonos juntas, reclamando por una vida libre de violencias. A pocas horas del Paro Internacional de Mujeres, auto convocado por las feministas del mundo unidas, siento que vivimos un momento extraordinario. 

A pesar de la ola conservadora que amenaza los derechos aún básicos que hemos conseguido que sean reconocidos, al menos en el papel, somos una masa crítica, inconforme, que arderá las calles en manifestación y que dirá al mundo que sin mujeres la vida no es sostenible ni posible, siquiera. 

Si no nos pagan lo mismo por igual trabajo, si trabajamos gratis en casa con sobrecarga disfrazada de afecto, si no participamos en política en igualdad de condiciones, si nos siguen violentando y matando en la pareja, la familia, la calle, el trabajo, en los medios de comunicación; si seguimos en empleos informales sin acceso a derechos mínimos, si nuestros cuerpos no nos pertenecen y no podemos decidir sobre ellos de manera segura, que no comprometa nuestra salud y nuestro bienestar; si continuamos siendo consideradas menos e inferiores, si nuestra historia no se reconoce y no se sitúa en la posición que merece, si comemos menos por ser mujeres, si nos dicen "putas" cada vez que rompemos mandatos sociales; si nos obligan en la sociedad a ser madres y luego la maternidad no es apoyada por el estado, ni en el sistema económico y de trabajo; si seguimos siendo presentadas en las publicidades con estereotipos, si a nuestra voz no se le da el mismo valor, si nos toman como cuerpos fragmentados, si no podemos salir tranquilas de noche, si no podemos subirnos en el bus sin pensar cómo tenemos que movernos para que no nos manden mano, si nuestras carreras profesionales se interrumpen porque como madres tenemos menos oportunidades, si somos criticadas por no ser madres, si somos mal vistas si sentimos deseo o placer, si somos presas del amor romántico que se idealiza y nos termina matando; paramos. Paramos en la casa, paramos en nuestros trabajos, dejamos de consumir, paramos en la pareja. 

Para que el paro estremezca al mundo, necesitamos estar unidas. Unidas somos fuertes. 



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