Sentado en la banca de un parque, duermo para no ser perturbado por el vuelo de los pájaros y su insoportable olor a plumas.
Mientras espero que toque mi turno en la larga fila del banco, escucho con deleite las conversaciones de los otros.
Destino vegetal. Vida corta, y el rocío, lágrimas mías.
He decidido visitarte. No porque me caigas bien, no porque quiera hacerlo, sino por una extraña necesidad de esos diálogos tontos, que no llevan a nada.
El regreso a la casa siempre es dulce, pero llega un punto en el que no se pertenece a ningún lugar.
Sé lo que vas a decir.
Nos reunimos para conversar, ahora estamos al tanto de todo. Necesitamos cuidarnos.
"No me sirven estos ojos porque parpadean y a ti hay que mirarte sin tregua ni respiro" Benedetti.
Y me basta abrir los ojos y comenzarlo todo de nuevo. |
Tu cabellera tiene más años que mi pena
¡pero sus ondas negras aún no han hecho espuma!
(Humberto Fierro)
Eso de ser un@ solo, pasó de moda.
Nos hemos subido a la camioneta. Hay quienes nos miran con desconfianza.
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