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lunes, 4 de enero de 2016

Pintar 2016 como si de una caja se tratara




Las cajas representan la maravilla de la posibilidad de guardar cualquier cosa. Son contenedoras ya del vacío, ya de mercancía, ya de fragilidad. O quizás de recuerdos, de cartas, de materiales para hacer algo bonito con ellas. Hace mucho guardo cajitas en la esperanza de pintarles algún día, de decorarles. También he hecho mis propias cajas, con papel maché sobre todo, pero no tuvieron el mejor destino. 

Esta vez escogí una caja de las algunas que tengo almacenadas en mi taller. Una caja blanca, inmaculada, que alguna vez albergó un par de zapatos. Decidí poblarle de seres, para que su coraza se llenara de imposibles dibujos y de diseños preexistentes de papelería decorativa que he ido guardando por la vida. Cuando tengo pereza de pintar, ellos rellenan muy bien los espacios de mi terror al vacío. 

Ahora tendré que ver de qué le lleno a mi cajita. 


Tapa principal.


Tapa frontal.


Tapa lateral.


Debajo de la anterior. 


Vita Brevis


Otra tapa lateral.




Debajo de la anterior. 

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