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domingo, 13 de octubre de 2019

Censuraron mi columna en El Tiempo por el Día de la Niña. Pues la publico yo.

 
Mama con wawas, muñeca y máscaras. 12 de octubre de 2019. Día de la Resistencia Indígena.


Día de la Niña y Día de la resistencia indígena. Nada que celebrar.
A las 00h00 del domingo, cada quince días, se me hizo costumbre googlear los títulos de mis columnas de opinión en Diario El Tiempo para publicarlas. Hoy caigo en la cuenta de que mi columna sobre el Día de la Niña y el Día de la Resistencia Indígena -coincidencialmente estos aciagos viernes y sábado- no ha sido publicada. Leí publicaciones de Jacky Beltrán y Pedro Gutiérrez sobre lo mismo, así que presumo que mi texto ha sido censurado porque en él clamo por el cese de la violencia contra mujeres y niñas indígenas en este estado de excepción. 

Para mañana se ha convocado a diálogo. Espero, invocando también a Diosx porque soy creyente, que las cosas lleguen a buen puerto. Que quede constancia que el Ecuador es más que sus gobiernos, los grupos vandálicos que pescan a río revuelto, lxs corruptos que piden asilo e incendian la Contraloría y que los grandes poderes económicos y agendas mundiales que están detrás de la escalada de violencia de las manifestaciones. Ecuador es un pueblo hermoso que a las 20h30 en punto se unió, como si hubiese sido orquestado por Damiano, en una sinfonía de cacerolas a favor del cese de violencia, por la paz. Ecuador es un pueblo donde las universidades acogen a la resistencia indígena, donde las y los estudiantes comandan corredores de apoyo humanitario, donde los paramédicos forman cordones para proteger a la población civil que se manifiesta pacíficamente. 

Tal vez les resulte amarillista mi dibujo, pero las fotografías del estado de excepción son de mundial conocimiento. Yo misma he visto una cantidad de mujeres con sus guaguas y guaguas con sus muñecas tapadas las caritas con mascarillas, o envueltas en los ponchos de las mamas para no respirar el gas. Yo creo que debemos dejar esa constancia y no olvidar nunca los costos de la desigualdad social tremenda que nos divide. 

Me he decepcionado de muchas personas, más de aquellas que se dicen defensoras de DDHH. He leído de todo: desde quienes van a defender ¿gratis? a la policía y a los militares (que son pueblo y también merecen defensa, sí, pero el gesto es macabro) hasta quienes dicen que lxs indígenas deberían agradecer porque se les corta el agua, para que regresen pronto a sus páramos y dejen de caotizar. Ninguna persona con unos dos dedos de alma que vea las caritas de los guaguas en los refugios va a desear que pasen un segundo de hambre, sed, enfermedad sin atención médica, miedo, aspiración de gas, amenaza de ingreso de la policía o cualquier tipo de escasez y peligro. 

Esxos son buena parte de nuestros "defensorxs de derechos", gente que se pregona #prochoice y #loveislove en plan cóctel y lobby internacional pero que no solo es ciega con los sufrimientos del pueblo golpeado por las medidas económicas, sino que reacciona con encono frente a la resistencia; o servidorxs públicos que operan a lo banalidad del mal, "cumpliendo órdenes", gente que quiere sacar la visa "porque ya Ecuador ya se hizo Venezuela"; gente que se siente mal porque ha escalado la lucha de clases y se siente atacada por "pensar diferente" (cuando a otrxs las fuerzas del orden les atacan por existir, sin más) y gente que dice "basta de violencia" "fuera vándalos" vinculando al movimiento indígena con acciones delictivas, sin comprender el trasfondo de clasismo, colonialismo, racismo y patriarcado que está en la base de este conflicto social.
También están las familias que nos acogen y calman a la distancia, los hermosos estudiantes, lxs abogadxs de DDHH que han ido a los cuarteles y a flagrancia a acompañar a detenidos por protestar, la gente buena que en gesto quizás leído como asistencialista pero encomiable en el contexto, ha regalado comida, tiempo, tabacos y manos a quienes resisten; las universidades que han jugado un papel humanitario ejemplar, instancias como las Naciones Unidas y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que están vigilantes y ofrecen mediar, periodistas independientes que se han jugado la vida por contar las historias que los grandes medios ocultan y personas que calman y llaman a la calma en medio de este dolor nacional que es el Ecuador. También amigxs del extranjero que leen claramente el conflicto a pesar de la desinformación y que nos llaman a preguntar cómo estamos y oran por nosotrxs, aunque sean ateos. 

Sin más, copio y pego mi columna, que Diario El Tiempo se ha negado a publicar pero que espero pueda ser leída porque pensaba que tenía un mensaje importante:
"En estado de excepción, los estándares del derecho internacional de los derechos humanos y de la doctrina de protección integral de la niñez y adolescencia, señalan la especial diligencia que se debe en casos de violencia contra las mujeres, niñas y niños, como torturas, tratos crueles, inhumanos y degradantes.

El 11 de octubre se conmemora el Día de la Niña, para evaluar los avances y las deudas enormes con una población en particular vulnerabilidad. En el mundo nos faltan millones de niñas debido a los abortos selectivos de fetos femeninos en países como China e India. La mitad de las agresiones sexuales las sufren las niñas menores de 16 años. Las niñas son propensas a sufrir prácticas nocivas, explotación sexual y maternidades forzadas por violencia sexual. Cada siete segundos una niña menor de quince años contrae matrimonio. Nueve de cada diez servidoras domésticas menores de edad son mujeres. 7. 140 millones de niñas y mujeres han sufrido mutilación genital. 30 millones de niñas corren el riesgo de ser víctimas de mutilación genital femenina en la próxima década. 


En Ecuador no hay acceso universal a educación sexual y anticoncepción de emergencia y se criminaliza el aborto, aun en casos de violación a niñas. Quienes tienen hijos/as entre los 12 y 14 años, vuelven a tenerlas/os antes de los 18. Ser madre adolescente incrementa la condición de pobreza en un 18 al 28%. En el Ecuador, el 75% de madres adolescentes están en la población económicamente inactiva y reciben 90% menos salario que una madre adulta. Por cada año de educación de las mujeres aumentan sus ingresos en un 10%. Las madres tienen un nivel educativo primario en un 48% y 30% de nivel secundario, con variaciones por grupo étnico, las indígenas con peores indicadores. En áreas rurales, la fecundidad es 30% más alta que en zonas urbanas. En Azuay, 3 de cada 10 embarazos son adolescentes. 


El 11 de Octubre, Día de la Niña y el 12 de Octubre, Día de la Interculturalidad y la Plurinacionalidad, niñas de pueblos y nacionalidades del Ecuador que han caminado con sus madres hasta la capital resisten a las medidas económicas que precarizan más su vida. La policía ha reprimido con violencia y lanzamiento de gases a zonas de paz donde pernoctan pacíficamente mujeres y niñas. Naciones Unidas, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y organizaciones de defensa de derechos humanos han hecho múltiples llamados a detener estos ataques y proteger a mujeres, niños y niñas. ¡Basta de violencia!"

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