Al final, la mejor manera de viajar es sentir.
Sentirlo todo de todas las maneras.
Sentirlo todo excesivamente,
(…) Cuanto más yo sienta, cuanto más sienta como
varias personas,
cuantas más personalidades tenga,
cuanto más intensamente, estridentemente las tenga,
cuanto más intensamente sienta con todas ellas,
cuanto más unificadamente diverso, dispersamente
atento,
esté, sienta, viva, sea,
más poseeré la existencia total del universo (…).
Fernando
Pessoa, Poemas de Álvaro de Campos[1]
A propósito del 17 de mayo, Día Internacional contra
la Homofobia y Transfobia
El estado ecuatoriano, definido como laico, prohíbe la discriminación por categorías como la identidad de género y la
orientación sexual. La Constitución de la República protege y garantiza el
derecho de las personas a tomar decisiones libres, voluntarias, informadas y
responsables sobre su vida y su orientación sexual. Reconoce
el derecho a la integridad personal que incluye la integridad física, psíquica,
moral y sexual, además de una vida libre de violencia en el ámbito público y
privado. Prohíbe, especialmente en el ejercicio de un cargo
público, las expresiones y acciones discriminatorias de todo tipo. Establece como deberes y
responsabilidades de las ecuatorianas y ecuatorianos, respetar y reconocer las
diferencias de género y la orientación e identidad sexual. Garantiza la
seguridad humana a través de políticas y acciones integradas, para asegurar la
convivencia pacífica de las personas, promover una cultura de paz y prevenir
las formas de violencia y discriminación contra todos y todas.
La actitud extendida de homofobia y transfobia en nuestra
sociedad, vigente generalmente por desconocimiento y por ideas religiosas,
médicas y jurídicas que no se compadecen con la realidad y se fundan en
prejuicios, es un grave mal que impide a un colectivo significativo de seres
humanos –que no importa, en mi criterio “cuántos son” sino cómo sufren y cómo
viven- que ejerza sus derechos en igualdad de condiciones. En el marco de una
sociedad heterosexista y patriarcal que expulsa al ámbito de “no sujetos” a
quienes no calzan en las definiciones tradicionales y mal concebidas de “naturalidad”,
“normalidad”, “sanidad” y cuyos arreglos afectivos y familiares son
parcialmente reconocidos y frecuentemente satanizados, la lucha por el
reconocimiento y el respeto de sus derechos y la plena inclusión social son necesarias y dignas de apoyo y promoción.
En nuestro país, esta lucha del movimiento LGBTI por la
igualdad de derechos y de condiciones materiales de vida, tiene varios hitos. Uno
importante es la despenalización de la homosexualidad en 1997. En estos años,
el país ha recorrido un importante camino, hasta llegar a la penalización, en
cambio, de la homofobia, cuando esta se manifiesta en expresiones y actos que
promueven el odio. Los cambios en la concepción de qué bienes jurídicos protege
el Estado, son radicales.
Vivimos una interesante época de contrastes: por un lado,
está la profusión internacional de normas que van, paulatinamente, reconociendo
derechos a las personas LGBTI. Catorce países han legalizado ya, luego de
procesos no poco polémicos y de amplios debates públicos y opiniones divididas,
el matrimonio igualitario. En nuestro país, en los últimos meses, hitos
importantes en la lucha por el reconocimiento de las personas sexo-género
diversas, apoyados por el Estado, marcan una nueva historia para los
movimientos en favor de los derechos para todas y todos. El público reproche por
parte del Consejo Nacional Electoral al candidato Nelson Zavala, quien durante toda
la campaña presidencial emitió comentarios homofóbicos, con base en anacrónicos
fundamentalismos, fue un precedente válido de la acción estatal contra
expresiones y acciones que promueven el odio contra colectivos humanos
históricamente discriminados. Otro hito es, sin duda, el pronunciamiento público
de la Ministra Carina Vance a favor de la despatologización de la
transexualidad. A propósito de esto, la fecha que conmemoramos hoy, en contra
de las distintas fobias en razón de orientación sexual e identidad de género,
no estará completa hasta que se logre la eliminación de la transexualidad del
catálogo de trastornos mentales y su aceptación como una manera natural de
vivir la identidad de género y como una de las infinitas posibilidades de
expresión humana.
Por otro lado, está la amplia discriminación. Las personas
LGBTI, a lo largo de sus vidas, se enfrentan a una serie de riesgos y de
complicaciones, por el solo hecho de tener una orientación sexual o una
identidad de género distintas a las concebidas como “normales” dentro de la
sociedad heterosexista. Estos riesgos son numerosos y muchas veces quedan en el
silencio y en la impunidad. Ser rechazad@s por la familia y l@s amig@s, no
poder acceder a un trabajo o ser despedid@s del empleo por su condición, ser titulares
de apodos, víctimas de burlas y de agresiones físicas y verbales por l@s
compañer@s de la escuela, tener dificultades extraordinarias para conseguir un
lugar en el que vivir, no ser tomad@s en cuenta, ser apartad@s de sus iglesias,
no poder expresar su identidad de género o su orientación sexual públicamente,
vivir sus relaciones afectivas en la clandestinidad, entre otras
complicaciones, son hechos que todos los días ocurren en nuestro medio y que, a
través del silencio, se legitiman y perpetúan. También existen casos extremos de
intentos de “curar” la homosexualidad a través de cuestionables tratamientos
que atentan los más elementales derechos humanos y crímenes de odio contra la vida de los y las LGBTI. Para muchas personas, el
efecto de tener una orientación sexual o identidad de género disidentes de la
norma, puede causar el dolor del propio rechazo y la sensación de vergüenza ante
la posibilidad de ser identificad@s como gays, lesbianas, bisexuales,
trans o intersex. De esta manera, muchas y muchos tienen la necesidad de ocultar su
condición por el miedo al rechazo familiar y social. Vivir dobles vidas,
esconder lo que un@ es, son ciertamente problemas que desde determinados puntos
de vista pueden parecer personales, de la esfera íntima de los individuos, pero
responden en verdad a un problema colectivo de falta de apertura y a una
sociedad excluyente que privilegia a unas personas y aparta a otras y que es
poco comprensiva con las diversas posibilidades humanas de ser, sentir,
expresarse y vivir.
En este escenario de contrastes (y precisamente por él) existe
también afortunadamente una mayor visibilización de los colectivos humanos que
luchan por sus derechos. Esta es una época más abierta, con un marco
constitucional protector de derechos humanos que contribuye a la lucha por la
igualdad plena. Los prejuicios, estigmas y estereotipos relacionados con la
condición de homosexual, lesbiana, bisexual, travesti, transgénero o
intersexual están ampliamente extendidos. La naturalización del amor como una
institución exclusivamente heterosexual obliga a la lucha desde la
especificidad. Precisamente por esto, es una necesidad urgente que desde el
Estado y los movimientos sociales, se continúe progresivamente en el trabajo
por la protección de los derechos de todas las personas, sin distinción por
motivos de género, sexo, canon corporal, orientación sexual e identidad de
género.
El cantón Cuenca no es ajeno a esta realidad que defino como de contrastes. Se debaten distintas opiniones, desde todos los frentes. En
este escenario, se pensó desde hace varios meses en la necesidad de contar con
una norma cantonal, con el fin de tener un insumo más que contribuya a la protección
de los derechos de las personas sexo-género diversas. Así, se ha iniciado un
proceso de construcción colectiva y de socialización del proyecto de Ordenanza para la inclusión y
promoción del respeto y el reconocimiento a las diversidades sexo-genéricas en
el cantón Cuenca. Este proyecto de ordenanza pretende, en el orden simbólico y
jurídico, declarar a Cuenca como un territorio de derechos y condenar todas las
expresiones de fobia contra las personas LGBTI. Pretende también crear un espacio
de diálogo y acción entre distintos actores para unir esfuerzos a favor de la
promoción y protección de los derechos de las personas sexo-género diversas. Además,
permitirá, entre otras posibilidades, institucionalizar un día como del Orgullo
de las Diversidades Sexo-Genéricas, con el fin de dar visibilización a los
colectivos de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales. Todos estos
pasos, que se construyen desde las demandas y las necesidades de varios
colectivos de personas LGBTI, y de sugerencias de instituciones públicas y
organizaciones sociales y de derechos humanos, tienen el objetivo de incidir
positivamente en los cuencanos y cuencanas y de trabajar en la educación, la
sensibilización y la concienciación de la sociedad sobre un tema que se ha
soslayado históricamente, pero que no puede seguirse ocultando, pues son seres
humanos quienes sufren todos los días las consecuencias del prejuicio y también
las consecuencias del silencio.
La lucha por el derecho a la igualdad y no discriminación, a
la libertad estética, al libre acceso al espacio público como
ámbito de deliberación, intercambio cultural, cohesión social y promoción de la
igualdad en la diversidad, a la libertad de expresión, al
libre desarrollo de la personalidad, a la intimidad personal y familiar, a una
educación libre de prejuicios, a servicios de salud eficientes, a una vivienda
digna, al acceso a un empleo digno, bien remunerado, a la seguridad social, entre
otros, es responsabilidad de todas y todos y debe profundizarse y continuar. Muchos de estos derechos son vulnerados
todos los días para las personas LGBTI. Seguramente la lucha no acabará
mientras haya personas que deban ocultarse o que sean rechazadas injustamente. La
aceptación personal, familiar y social, son pasos fundamentales para la
construcción de un sistema más justo, a tono con los derechos humanos. Debemos estimar
la validez de las orientaciones e identidades distintas a la heterosexual, como
fuentes legítimas de expresiones y de afectos y como motivo de alegría y de
celebración de la diversidad humana. Debemos emprender esta profundización del
proceso de identificación y hermandad entre iguales en derechos y humanamente
divers@s hoy mismo.
Me celebro y me canto a mí
mismo.
Y lo que yo asuma tú también habrás de asumir,
Pues cada átomo mío es también tuyo (…).
Y lo que yo asuma tú también habrás de asumir,
Pues cada átomo mío es también tuyo (…).
Walt Whitman
María José
Machado Arévalo
2 comentarios:
Hola ¿Cómo está usted?
Mi nombre es Emilio, soy un chico español y vivo en un pueblo cerca de Madrid. Soy una persona muy interesada en conocer cosas relativas a la cultura, el modo de vida de los habitantes de nuestro planeta, la fauna, la flora y los paisajes de todos los países del mundo etc., en resumen, soy un persona que disfruta viajando, aprendiendo y respetando la diversidad de la gente de todas partes del mundo.
Me encanta viajar y conocer en persona todos los aspectos mencionados, pero, por desgracia ya que esto es muy caro y mi poder adquisitivo es bastante pequeño, se me ocurrió una manera de viajar con la imaginación por todos los rincones de nuestro planeta. Hace unos años empecé una colección de sellos ya que esta actividad me permite conocer de una forma original algunos aspectos como la fauna, la flora, los personajes, los monumentos etc. de todos los países. Como desgraciadamente, cada día resulta más difícil conseguir sellos, hace algún tiempo que he comenzado otra colección en la que mi meta sería conseguir al menos una carta de cada país y territorio con autonomía postal en el mundo. Este modesto objetivo es factible de alcanzar en la mayor parte de los países, pero por desgracia es imposible de lograr en otros distintos territorios por varias razones, ya sea porque son países en guerra, ya sea porque son los países con pobreza extrema o porque por algún motivo, su sistema postal no está funcionando adecuadamente.
Por todo ello me gustaría pedirle un pequeño favor:
¿Sería usted tan amable de enviarme una carta por correo tradicional de Ecuador? Entiendo perfectamente que usted piense que su blog no es el lugar adecuado para pedir esto, e incluso, es muy probable que usted ignore mi carta, pero me gustaría llamar su atención sobre la dificultad que tengo para recibir una carta desde ese país, ya que yo no conozco a nadie ni a dónde escribir en Ecuador con el fin de aumentar mi colección. Una carta para mí es como un pequeño recuerdo, es como si hubiese visitado ese país con mi imaginación y al mismo tiempo, la llegada de las cartas desde un país es un signo de paz y normalidad y una forma original de promocionar un país en el mundo. Mi dirección postal es la siguiente:
Emilio Fernández Esteban
Calle Valencia, 39
28903 Getafe (Madrid)
España
También me gustaría invitarle a visitar mi blog: www.cartasenmibuzon.blogspot.com allí, si usted lo desea puede echar un vistazo a mi colección y de esta manera comprender de una manera más gráfica porqué le hago esta petición.
Por último, quisiera darle las gracias por la atención prestada a esta carta, y tanto si usted puede ayudarme o si no, le envío mis sinceros deseos de paz, salud y felicidad para usted, su familia y todos tus seres queridos.
Atentamente
Emilio Fernández
Estimado Emilio, agradezco mucho su gentil saludo y su petición. Me gustaría por supuesto colaborar con su proyecto. Le enviaré la carta apenas pueda. Revisé su blog y me parece una colección muy interesante.
Estaremos en contacto.
Saludos cordiales,
María José Machado A.
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