Antes de nacer la Manuela, se me ocurrió que era necesario hacerle un homenaje a mi querida hermana Oliverio, sobre el hecho de su maternidad. Tenía unos cartones por tanto tiempo y sabía que las cosas que a veces no se ocupan y cuyo abandono produce remordimiento de conciencia, tienen finalmente un destino inesperado, que en el momento menos pensado se manifiesta. Esos huevos de cartón y esos tubos pesados que estaban en mi taller, darían forma a las figuras de Manuela y Oliverio. La figura de la Manuela está forrada por dentro con un lindo papel y, a través de un cristal cóncavo, se puede ver en su interior hermosos colores, y pienso yo, así mismo han de ser los mundos interiores los/as niños/as.
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